La crisis económica arrastró a 1.020 millones de personas al hambre crónica en el mundo, de las cuales 53 millones viven en América Latina y el Caribe, informó ayer el director regional de FAO, el brasileño José Graziano.La persistencia de los altos precios de los alimentos los próximos años y la debilidad del empleo hasta fines de 2010 auguran que esta crisis social no amainará, dijo el funcionario a DPA, al detallar un informe de la FAO presentado ayer en Roma.
“Este escenario es malo”, agregó Graziano. Al respecto, denunció que seis millones de latinoamericanos cayeron en la categoría de desnutrición en 2009, pese a que “los países de Sudamérica se han convertido en el abasto del mundo”. Añadió que Bolivia, Guatemala y Centroamérica en general encaran las situaciones más complejas, en especial su población indígena.Ya antes de la actual crisis alimentaria, unos 16.000 niños bolivianos morían al año por causas asociadas al hambre, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas.
El hambre, que afecta a más de diez millones de infantes en América Latina, genera pérdidas sociales por unos 7.000 millones de dólares sólo en Centroamérica y Bolivia, según el PMA.Pero también hay problemas en las zonas rurales andinas de Ecuador, Chile o Perú, así como entre los agricultores sin tierra de Brasil y los temporeros del campo de todos los países, sostuvo Graziano.
En Roma, el informe revelado por FAO denunció además que el alza de la desnutrición “no es el resultado de una oferta limitada de alimentos”, sino de los menores ingresos de los pobres. “Los salarios están bajos” y es necesario “generar empleo”, agregó Graziano en Chile. El conflicto alimentario, que mantiene los nutrientes un tercio más caros que en 2005, está provocando además una inédita migración de retorno. “La gente está volviendo al campo”, reveló. Al respecto, alertó que este proceso podría complicar la subsistencia de los pobres rurales, toda vez que una de las mayores paradojas es que muchos campesinos latinoamericanos padecen hambre pese a producir alimentos.
“Muchos países iniciaron políticas de seguridad alimentaria”, dijo. Entre ellos, de hecho, están Argentina, Brasil, Ecuador, Guatemala y Venezuela, mientras que otros 8 discuten planes. A nivel global, en tanto, el hambre llegó a asolar a 1.020 millones de personas, unos 200 millones más que a mediados de la década pasada.
En ese escenario de expansión global del hambre, hay un serio “riesgo para la paz y la seguridad del mundo”, que obliga a construir “un consenso sobre la rápida erradicación del hambre”, comunicó desde Roma el director general de FAO, Jacques Diouf.
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